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Estudio con hilos: experimentación con código

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Estudio con hilos: experimentación con código

El estudio de arte da como resultado trabajos a los que llamamos “estudio”. Estos son algunos de los estudios que he realizado…
El estudio de arte da como resultado trabajos a los que llamamos “estudio”. Estos son algunos de los estudios…

El estudio de arte da como resultado trabajos a los que llamamos “estudio”. Estos son algunos de los estudios que he realizado en mi trayectoria durante estos tres años.

Estudio: la col es el sol. “Estudio” que hice en la asignatura de Taller de Dibujo, experimentaba con las luces y las sombras.

Estudio sobre el lenguaje del verde. Aquí experimentaba con un material pictórico nuevo para mí, el pastel,  y con un color, el verde, en la asignatura Taller de Pintura y Color, y con los grados de iconicidad.

Estudio sobre el lenguaje del blanco, aquí me iniciaba en el óleo y sus mezclas, pero no fui disciplinada y me dediqué a hacer cuadriláteros.

Estudio que hice en la asignatura de Seminario de materialidad y tecnología, cuestionándome la perspectiva como parte de la centralidad de lo humano… Fue una experimentación voluntaria en una sola área. Se llamó Estudio: perspectiva de un jerbito. 

Pero en el vídeo que presento al inicio de esta entrada, todo cambia y se produce un corte epistemológico, una revolución francesa, un antes y un después.  Te deja en una perplejidad que no es copiada, que no te la imponen tus maestros, que es una perplejidad en primera persona.

En el vídeo que presento no se estudian las sombras, ni los colores. No se modifica “algo”, como en la foto, en la que solo modifico la perspectiva. Se mueve todo.
En el vídeo que presento al inicio no se cuestiona tanto mi pericia, sino qué se puede conseguir en la interacción que establezco con un “sistema autónomo”, con la máquina. Se cuestiona si yo lo he hecho (¿de verdad yo he sido la autora de esas formas mágicas que han surgido aparentemente solas?), se cuestiona quién puede reproducirlo, el carácter único de la obra de arte (ya que podría tener veinte o treinta copias, todas diferentes y todas similares), se cuestiona si merece un valor o un precio, se cuestionan las cuestiones básicas del arte contemporáneo: autoría, interactividad, espacios, circuitos, valor, todo está entre interrogantes. Digamos que arrasa con todo y vuelta a empezar.

Los temas en disputa son todos los temas del arte contemporáneo, porque yo solo hice, mío, mío, estas dos rayitas
con este código tan sencillo.
Y el resultado ha sido ese que vemos.

Estos son los dos hilos que han dado lugar a esas imágenes.

La tentación es otorgar al código un poder que reside, creo, en un discurso humano que se aproxima a la naturaleza de un modo sin precedentes, incluidos los márgenes de probabilidad que forman parte, también, de la naturaleza, como dice la mecánica cuántica.
Esta sería una propuesta de logotipo para el código.
Pero, ojo, el lenguaje son las matemáticas, y la visión es la del organismo vivo.

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El arte contemporáneo como “estudio”: reflexión personal

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El arte contemporáneo como “estudio”: reflexión personal

Todo el arte habla sobre los “nuevos medios”. Creo que es casi imprescindible para el artista la comprensión de los problemas que…
Todo el arte habla sobre los “nuevos medios”. Creo que es casi imprescindible para el artista la comprensión de…

Todo el arte habla sobre los “nuevos medios”. Creo que es casi imprescindible para el artista la comprensión de los problemas que plantea la máquina a la imagen. Desde que apareció en el horizonte de la cultura la reproductibilidad técnica, toda obra de arte se ha convertido en un “estudio” y habla sobre sí misma y sus condiciones de posibilidad.

Definición convencional de estudio: los pintores realizan “estudios” para entender los problemas que suscita una obra y planear los elementos que terminarán componiéndola, en aspectos tales como la luz, el color, la forma, la perspectiva y la composición.
Definición actual de estudio: los artistas realizan “estudios” para intentar entender los problemas que suscita la obra y planear los elementos que terminarán componiéndola en aspectos tales como creación, autoría y metaautoría, función de la obra artística, espacio en que se produce, cuerpo en que se produce, traspaso de responsabilidad al receptor, traspaso de responsabilidad a la máquina, interactividad, reproductibilidad…

Creo que la mayor parte del arte contemporáneo (dejando a un lado tanto el que es continuidad del arte material y sigue en sus parámetros como el que experimenta con los nuevos medios) es, en realidad, una investigación sobre el propio arte contemporáneo. Pero sólo unos pocos autores han puesto la “bandera” en esas áreas de investigación entendiéndolas y queriéndolas investigar; los que no han tenido experiencia con las máquinas no entienden la realidad y concreción de su origen.

No sólo son cuestiones en torno al arte, son cuestiones que son objeto y temática del arte contemporáneo la comprensión del espacio como problema, de la interactividad como objetivo, de la autoría como gran reto, de la compatibilidad entre autoría y reproductibilidad, de la coautoría, de la recepción de la obra, de la responsabilidad última de la humanidad, de la compatibilidad de la inteligencia artificial y la humana, del cuerpo y la máquina, de la separación entre disciplinas artísticas, de la naturaleza del arte en nuestros días.

El arte contemporáneo usa arte para intentar comprenderse a sí mismo, y convierte en temas sus propios problemas. Todas estas cuestiones están siendo tratadas por los artistas, desde Nam June Paik hasta el último diseñador digital, en “estudios”, una y otra vez. Todas estas cuestiones no sólo no se entienden por parte de quienes no se cuestionan los medios: ni siquiera se las plantean.

Muchos de los artistas del arte contemporáneo son copistas. Copian la preocupación y la convierten en supuesta preocupación, copian los formatos, copian las supuestas reflexiones o soluciones de las “paletas” de soluciones que otros artistas plantean, copian el “tono de solemne preocupación”, y copian un discurso sobre el arte que, distorsionado por la falta de comprensión última de su realidad, se vuelve incomprensible, tedioso, aburridísimo en general, interesante sólo para quienes quieren hacerse sitio en el mundo del arte.

Muchos de los artistas del arte contemporáneo seguirán siendo copistas mientras no se acerquen al arte computacional y a los problemas que plantea. Porque los problemas del arte computacional son los problemas del arte contemporáneo. 

El arte computacional muestra, transparentes, todas las áreas de problemas del arte contemporáneo. Por eso, mientras no se promueva en las escuelas de Bellas Artes una formación sólida en código, arte computacional y filosofía, los artistas contemporáneos serán ciegos copistas, como en Saramago (1995) Ensayo sobre la ceguera, un colectivo ciego que recorrerá parajes que desconoce, que balbuceará jergas que comunicarán poco, que ostentará la seriedad rígida que confiere la inseguridad, que terminará cayendo en el descrédito mientras aquellos que están bajo el paraguas del mercado se hacen con todos los secretos y todas las mercancías.

El menú para el artista tendría que tener su base en dos áreas, que fructificarían y permitirían, de verdad, la expansión del arte: el código y la filosofía. En el fondo, es un menú de lo más clásico: matemáticas (recordemos que el libro de la naturaleza está escrito en lenguaje matemático) y lenguaje (¿qué es la filosofía, sino el repositorio lingüístico de categorías más elevado que tiene la cultura para aproximarse a una realidad que se ha construido a través de este repositorio desde sus inicios?).

Para saber lo que es el arte digital, lo que implica saber qué es el arte (todo el arte) hoy, no basta con mirar arte digital, interactuar con arte digital ni estudiar arte digital. Para saber arte digital hay que empaparse de código, llorar, pelearse con él, sorprenderse, volver a valorar la dificultad en el uso de la herramienta, enfrentarse a los que la trivializan, mojarse,  pero sobre todo sentarse delante del ordenador y empezar a escribir y a hacer cálculos mientras las imágenes que la naturaleza guarda en sus recodos, en sus cuevas secretas, como las sirenas de Odiseo, nos intentan seducir mientras nosotros, firmes, atados al mástil, seguimos con nuestras líneas de código…

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