Todo el arte habla sobre los “nuevos medios”. Creo que es casi imprescindible para el artista la comprensión de los problemas que plantea la máquina a la imagen. Desde que apareció en el horizonte de la cultura la reproductibilidad técnica, toda obra de arte se ha convertido en un “estudio” y habla sobre sí misma y sus condiciones de posibilidad.
Definición convencional de estudio: los pintores realizan “estudios” para entender los problemas que suscita una obra y planear los elementos que terminarán componiéndola, en aspectos tales como la luz, el color, la forma, la perspectiva y la composición.
Definición actual de estudio: los artistas realizan “estudios” para intentar entender los problemas que suscita la obra y planear los elementos que terminarán componiéndola en aspectos tales como creación, autoría y metaautoría, función de la obra artística, espacio en que se produce, cuerpo en que se produce, traspaso de responsabilidad al receptor, traspaso de responsabilidad a la máquina, interactividad, reproductibilidad…
Creo que la mayor parte del arte contemporáneo (dejando a un lado tanto el que es continuidad del arte material y sigue en sus parámetros como el que experimenta con los nuevos medios) es, en realidad, una investigación sobre el propio arte contemporáneo. Pero sólo unos pocos autores han puesto la “bandera” en esas áreas de investigación entendiéndolas y queriéndolas investigar; los que no han tenido experiencia con las máquinas no entienden la realidad y concreción de su origen.
No sólo son cuestiones en torno al arte, son cuestiones que son objeto y temática del arte contemporáneo la comprensión del espacio como problema, de la interactividad como objetivo, de la autoría como gran reto, de la compatibilidad entre autoría y reproductibilidad, de la coautoría, de la recepción de la obra, de la responsabilidad última de la humanidad, de la compatibilidad de la inteligencia artificial y la humana, del cuerpo y la máquina, de la separación entre disciplinas artísticas, de la naturaleza del arte en nuestros días.
El arte contemporáneo usa arte para intentar comprenderse a sí mismo, y convierte en temas sus propios problemas. Todas estas cuestiones están siendo tratadas por los artistas, desde Nam June Paik hasta el último diseñador digital, en “estudios”, una y otra vez. Todas estas cuestiones no sólo no se entienden por parte de quienes no se cuestionan los medios: ni siquiera se las plantean.
Muchos de los artistas del arte contemporáneo son copistas. Copian la preocupación y la convierten en supuesta preocupación, copian los formatos, copian las supuestas reflexiones o soluciones de las “paletas” de soluciones que otros artistas plantean, copian el “tono de solemne preocupación”, y copian un discurso sobre el arte que, distorsionado por la falta de comprensión última de su realidad, se vuelve incomprensible, tedioso, aburridísimo en general, interesante sólo para quienes quieren hacerse sitio en el mundo del arte.
Muchos de los artistas del arte contemporáneo seguirán siendo copistas mientras no se acerquen al arte computacional y a los problemas que plantea. Porque los problemas del arte computacional son los problemas del arte contemporáneo.
El arte computacional muestra, transparentes, todas las áreas de problemas del arte contemporáneo. Por eso, mientras no se promueva en las escuelas de Bellas Artes una formación sólida en código, arte computacional y filosofía, los artistas contemporáneos serán ciegos copistas, como en Saramago (1995) Ensayo sobre la ceguera, un colectivo ciego que recorrerá parajes que desconoce, que balbuceará jergas que comunicarán poco, que ostentará la seriedad rígida que confiere la inseguridad, que terminará cayendo en el descrédito mientras aquellos que están bajo el paraguas del mercado se hacen con todos los secretos y todas las mercancías.
El menú para el artista tendría que tener su base en dos áreas, que fructificarían y permitirían, de verdad, la expansión del arte: el código y la filosofía. En el fondo, es un menú de lo más clásico: matemáticas (recordemos que el libro de la naturaleza está escrito en lenguaje matemático) y lenguaje (¿qué es la filosofía, sino el repositorio lingüístico de categorías más elevado que tiene la cultura para aproximarse a una realidad que se ha construido a través de este repositorio desde sus inicios?).
Para saber lo que es el arte digital, lo que implica saber qué es el arte (todo el arte) hoy, no basta con mirar arte digital, interactuar con arte digital ni estudiar arte digital. Para saber arte digital hay que empaparse de código, llorar, pelearse con él, sorprenderse, volver a valorar la dificultad en el uso de la herramienta, enfrentarse a los que la trivializan, mojarse, pero sobre todo sentarse delante del ordenador y empezar a escribir y a hacer cálculos mientras las imágenes que la naturaleza guarda en sus recodos, en sus cuevas secretas, como las sirenas de Odiseo, nos intentan seducir mientras nosotros, firmes, atados al mástil, seguimos con nuestras líneas de código…
Debatcontribution 0el El arte contemporáneo como “estudio”: reflexión personal
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